Nos juntamos en nuestra casita a las 10.00 am para irnos con el Grillo hasta El Pilar. Se trata de un punto de acceso a los senderos, que aliviana una buena parte de diversas caminatas.
En principio, se puede observar el paisaje de montañas y bosques de los cuales nos divide el río Blanco.
En el primer tramo nos adentramos al bosque, muy verde y pintoresco, como aquellos de los cuentos infantiles. Acerca de esto, cabe agregar que Papá Noel nos trajo de regalo el libro de uno de los primeros pobladores europeos de El Chaltén que se llamó Andreas Mandsen, dinamarques que señala algo así como que esta era una zona como la que soñaba de niño, grandes extensiones de montañas y ríos en donde hecharse a la aventura.
Al salir del bosque, comienza la estepa y de nuevo otro bosque, en donde está ubicado el campamento Poincenot. En esa zona hicimos nuestra primer parada para tomar unos mates con budín de chocolote, charlando con los chicos para conocernos.
Al continuar, cruzamos el pequeño puente sobre el río y encaramos nuevo sendero para todos
En el camino fuimos aprendiendo acerca de las rocas gracias a nuestra compañera casi geologa que estudia en Salta.
El primer índice del glaciar es este campo de rocas delante de la morena
Continuan las rocas gigantes y ahora con la vista del glaciar.
Llegamos todos al Glaciar
Alorzamos acurrucados entre las rocas y emprendimos la vuelta
Leo y Martín decidieron continuar con el paseo hasta la Laguna de los Tres, aun con el cielo nublado y la caminata previa. En nuestro caso, recorrimos el resto del sendero hasta el pueblo disfrutando de más estepa, bosque y la Laguna Capri.
La última subida antes de la Laguna de los Tres.
Laguna de los Tres semicongelada
El hielo en la laguna
La laguna sucia