Laguna de los Tres

Para nuestro nuevo franco nos tocó un día de sol excepcional. Aprovechamos y realizamos la subida a la Laguna de los Tres. Es una de las sendas más significativas del parque porque lleva hasta la base del cerro Fitz Roy, de hecho es la que utilizan los escaladores para iniciar el ascenso.


Desde el pueblo se realiza una caminata de 3hs, la 1era en subida hasta Laguna Capri y luego el camino se hace más liviano entre bosques y valles. Con Andrea estamos tomando buen ritmo y ya nos estamos acostumbrando a las caminatas largas.

La subida final si que es áspera. Son 400mts de desnivel que se deben sortear en una senda de menos de 2km de largo. La mejor comparación es pensar que tenemos que subir un edificio de 100 pisos.. por las escaleras!


La Laguna de los Tres permanece congelada y cubierta de nieve hasta Diciembre. El lugar impacta por sus dimensiones. Si prestan atención a las fotos van a observar las huellas de los escaladores que atraviezan la laguna y luego comienzan el ascenso or la ladera del Fitz.


Si uno continúa subiendo, puede observar hacia su izquierda la impactante laguna Sucia. En el silencio del lugar solo se escuchaban los -Guaaauuuu... cada vez que un nuevo turista llegaba al balcón que permitía ver esta laguna que se caracteriza por un color azul-esmeralda profundo, contrastado con los pedazos de hielo que caen del glaciar colgante.

La piedra de granito más alta sobre la laguna Sucia es la Saint Exupery. Esta y Mermoz secundan al Fitz Roy, y un poco más alejada tenemos a Guillaumet. Tres heroicos pilotos franceses que abrieron las rutas aéreas del sur.

Y está última foto es para mi vieja, que se entristeció porque había cerrado este Blog y me pidió que lo reabra.
Es que estamos teniendo problemas con la cámara de fotos (habrán notado las manchas en cada imagen) y resulta dificil escribir y decir algo interesante cuando lo más que nos sale es "fabuloso, fantástico, increible, genial"... pero como dijo nuestro amigo Alexander Supertramp, "la felicidad verdadera es cuando se comparte"

Cerro Rosado

Esta mañana el cielo se despejó luego de cuatro días de nubes y lluvia, por eso decidimos emprender el camino al cerro Rosado que cada día vemos a través de nuestra ventana
Desayunamos, preparamos el mate y nos dirigimos al sendero Laguna Torre que se inicia del otro lado de la calle de casa, una vez allí nos desviamos a la derecha para acercarnos a la montaña.

En amarillo, más o menos el camino que seguimos


Si bien al principio contamos con sendero, a poco de andar empezamos a caminar sobre el campo, guiándonos con la canaleta de agua ahora seca. Trepamos mucho, con una verticalidad que Leo adivinó como de 45 grados. Se trató de la caminata más pesada que hemos hecho desde que llegamos, por no contar con camino y por ir siempre hacia arriba.

Como la ventana de nuestra casita tiene una gran vista del cerro ya habíamos planeado una ruta para seguir. Sin embargo, una vez en la loma uno empieza a divisar nuevas posibilidades, ya que la perspectiva cambia. Afortunadamente, nos atuvimos al plan a pesar de los deseos y atravesamos un pequeño bosque que nos acercó a la cima sin problemas ni peligros.


Entonces, empezamos a tomar en cuenta seriamente dos pautas, la primera seguir la ruta pensada previamente y, en el camino al elegir la ruta, pensar en el espacio de posible caída para no caer al aire libre en caso de accidente

Una vez en la cima, pudimos disfrutar de un cielo azul despejado y todos los cerros desde El Chaltén, El Torre, Poincenot, Electrico, Cordon Adela y Cerro Solo incluyendo al Lago Viedma, el pueblo entero y el Glaciar Piedras Blancas.


Glaciar Piedras Blancas

Felices de llegar, comimos chocolate y atravesamos otro bosque desde el cual -siempre en la cima- tuvimos una hermosa vista del Valle del Río de las Vueltas y formaciones rocosas del Rosado que nos fascinaron. Además, estábamos tan alto que vimos un condor desde arriba. Así es, una de estas aves estaba en una de las paredes rocosas de la montaña. Su vuelo siempre sorprende y al admirarlo uno siempre hace silencio para gozarlo

Valle del Río de las Vueltas


Luego de unos mates fresquitos con más chocolate, buscamos el lugar para bajar. Esperábamos encontrarnos con el sendero que se dirige a la laguna Capri. De nuevo, haciendonos camino en el campo, bajamos por otra canaleta seca y allí encontramos huesos de vaca y.... una hermosa pluma negra de Cóndor, el mejor de los regalos que nos pudo dar El Chaltén.

Piedra del Fraile

Para nuestro nuevo día de franco decidimos ir a visitar a nuestros amigos Cristina y Guillermo, encargados del Refugio y Restaurant de Piedra del Fraile. Este lugar dista unos 20KM de El Chaltén, 14 de los cuales se pueden realizar por la Ruta 23 o, como hicimos nosotros, se pueden llegar caminando a través del Parque Nacional Los Glaciares. Una travesía de 6hs que vale la pena!



En el camino pasamos por los Miradores del Fitz Roy y del Glaciar Piedras Blancas. Este último se caracteriza por estar "colgado" de la montaña y su intenso color azul-celeste. Se denomina Piedras Blancas por el rastro de piedras, en su gran mayoría de ese color, que el Glaciar va dejando en su retroceso y que acompañan al río tambien llamado Piedras Blancas.
Hacer 20km de trekking es algo agotador por momentos pero no imposible. Partimos poco despues de las 8hs y a las 14:30 ya estábamos mateando en el refugio. Los últimos kilómetros fueron bravísimos, más despues de parar a almorzar algo. Por momentos es increible ver el valle que se extiende hasta casi donde podemos ver, bordeado de montañas, y saber que tenemos que llegar al final y rodear la última montaña que se vé a lo lejos!


Nos sorprendió mucho el refugio de Piedra del Fraile por toda la infraestructura que posee en un lugar tan alejado y de dificil acceso.
Este refugio es una parada obligada para todos aquellos que deseen realizar la Vuelta del Hielo, que es la caminata por el Hielo Continental Sur, entrando por el Paso Marconi y saliendo luego al Sur de El Chaltén por el Paso del Viento.

Y como no podía ser de otra manera festejamos con un excelente pedazo de vacío a la parrilla, buen vino tinto y compartiendo la mesa con nuestros anfitrones, Cristina y Guillermo, Marcos, nuestro viejo amigo antropólogo yanqui y Teo, un guardaparque español de visita por estos pagos.

Piedra del Fraile. Donde el viento sopla de una forma descomunal entrando por el paso Marconi desde el Hielo Continental, pero donde se siente el calor y el reparo de un refugio que se transformó en la nueva vida de nuestros amigos.